El papel de la literatura infantil en la formación de valores de niños y niñas es fundamental, pero hay que hacerlo sin estar predicando”, afirma la escritora Isabel Allende (1942) a propósito de Perla, la súper perrita, su más reciente libro, ilustrado por Sandy Rodríguez, que marca su regreso al relato infantil y pone el acento en temas como el acoso y el bullying, que han crecido con las redes sociales.
El libro cuenta la historia de Perla, una perrita callejera que tiene súper poderes: hacer que todos la quieran, rugir como un león y defenderse, así que cuando descubre que “su hermano humano” Nico Rico es acosado en la escuela, sabe que debe intervenir.
Yo creo que los niños igual que los adultos quieren descubrir la verdad, no quieren que tú se las machaques ni que les des con la Biblia en la cabeza. Así que yo traté de escribir esta historia desde el punto de vista de Perla para que no pareciera que yo le estoy predicando nada al niño. Lo único que puedo es mostrarle un camino y por eso la voz de Perla era importante”, asegura.
Además, considera que los niños pequeños se aferran a la fantasía porque ésta les da poder. “En la imaginación todo es posible. Por ejemplo, se puede volar en una escoba y para este libro quise que Perla tuviera superpoderes que puede tener cualquier niño y que se los enseña a Nico”.
La autora de La casa de los espíritus confiesa que en su infancia nadie se preocupaba por revisar los libros que leía. “Me enseñaron a leer muy chiquita, a los cuatro o cinco años. El primer libro que leí sola fue uno sobre hadas escandinavas y luego empecé a leer lo que hoy se considera literatura para jóvenes, como Jack London y Oscar Wilde, y todo eso me sirvió muchísimo, porque era una niña solitaria. Los libros fueron mis grandes compañeros.
Allende considera que en el mundo digital los niños le tienen miedo a la página –los jóvenes, sobre todo–, porque están acostumbrados a leer en pantalla. “Lo que importa es lo que te da la literatura y esa necesidad va a existir siempre en la humanidad. Un día nos van a meter un chip en el cerebro y no vamos a necesitar ni siquiera la pantalla porque dormidos vamos a tener toda la información. Así que cuando me dicen que los audiolibros y lo digital reemplazan a los libros, es posible que sólo estén reemplazando a la página, pero no al deseo ni a la necesidad de escuchar historias”.
Finalmente, reconoce que muchos niños al llegar a la pubertad dejan de leer, porque enfrentan muchas distracciones. “Creo que después de la adolescencia mucha gente vuelve a recuperar lo que tuvo temprano en la vida. Yo leía siempre, pero hubo años en los que estaba tan ocupada criando niños y con tres trabajos que no tenía tiempo para leer. Ahora, las historias me acompañan a todas partes”.