REMOLINO POLITICO
Diciembre 15 2017
.Mario CASTELLANOS ALCAZAR
El gobernador de Oaxaca Alejandro Murat Hinojosa prometió en su campaña a la gubernatura del Estado, que de llegar a la responsabilidad que ahora ostenta, promulgaría una Ley de Amnistía para dejar en libertad a los presos políticos, con dedicatoria a los maestros indiciados y militantes de organizaciones sociales y políticas que en su mayoría se relacionan con delitos federales y del orden común: bloqueos de carreteras, toma de instituciones, daños patrimoniales, a las vías públicas y a terceros.
El anuncio fue una esperanza para la Sección 22 del Sindicato Nacional de los Trabajadores de la Educación y otros organismos beligerantes que inciden en estos delitos y en consecuencia en sus manifestaciones de protesta siempre demandan la libertad de los presos políticos y a la vez se pronuncian por la no criminalización de las marchas, bloqueos, toma de carreteras y otros, que no han dejado de realizar, sin embargo no hay solución a sus peticiones, mientras el gobierno estatal se ha hecho sordo y olvidadizo de su propuesta en relación con la promulgación de una Ley de Amnistía que vendría a calmar los ánimos de los protagonistas que cada día se manifiestan más violentos, ante lo que llaman injusticias y la falta de aplicación del Estado de Derecho sin distingos ni recriminaciones para que la justicia no se politice.
El PRI, no ha hecho suya la propuesta del gobernador Murat Hinojosa, emanado de dicho partido, pero tampoco lo han hecho los partidos de la oposición, ni las fracciones del Congreso del Estado, por tanto los disidentes han endurecido sus manifestaciones de protesta y han llegado a la violencia, incluso los maestros se han convertido en los detractores de la paz y la tranquilidad de manera que persiguen al mandatario oaxaqueño en sus giras de trabajo con la finalidad de boicotear sus programas de acción-
La Ley de Amnistía es una promesa incumplida por parte de Murat Hinojosa, tal vez anunciada al vapor y al fragor de su campaña electoral para llegar a la gubernatura de Oaxaca con la finalidad de cautivar votos, los del PRI y de otros organismos políticos así como de los maestros, sin embargo ahora su pronunciamiento es letra muerta, nadie sabe, nadie supo donde quedó dicha intención hecha demagogia, que ahora alimenta la sublevación de los grupos antagónicos que no tienen llenadera, pero eso sí, han incrementado la industria del chantaje y la corrupción.
La situación empeora en el ambiente político, económico y social ante el desarrollo del proceso electoral que sin duda incrementará la violencia y el descontento de la sociedad oaxaqueña, más ahora que el Gobernador Murat Hinojosa, envió al Congreso del Estado una iniciativa para regular las manifestaciones públicas con dedicatoria al magisterio disidente y otras organizaciones que no dejan de cometer las mismas acciones de protesta que rayan en la mediocridad y en delitos, ante la falta de un sistema de readaptación social que no huela a represión.
La iniciativa de ley para normar las manifestaciones beligerantes no cayeron bien a los marchistas y protagonistas políticos, que no tienen otra alternativa que las mismas marchas, manifestaciones y bloqueos para rechazar la política represiva del gobierno muratista, quien dio marcha atrás a La Ley de Amnistía y en contra partida trata de penalizar las manifestaciones públicas, luego de haber agotado el diálogo, la concertación y el compromiso serio de solución a las graves demandas de los oaxaqueños que viven en un gran rezago, imperando la pobreza y la marginación anacrónica que se va heredando de generación en generación sin ninguna esperanza de mejorar el bienestar de vida de los que menos tienen.
La violencia se generaliza a nivel nacional, más en Oaxaca, tierra de grandes contrastes sociales, políticos y económicos, en donde la corrupción es un factor que se ha vuelto cultura en los gobernantes del sistema priista en detrimento y vulnerabilidad de los menesterosos, por lo que ahora la violencia se combate con más violencia, diente por diente y ojo con ojo. La justicia se ha promiscuido y los oaxaqueños ya no creen en la aplicación del Estado de Derecho, por lo que ahora el Gobierno Federal, sin duda, que militarizará al país para reprimir toda acción de protesta, por las buenas o por las malas, y el que pierde es el pueblo sufrido y sojuzgado ante la represión que se avecina en el próximo año, lleno de putrefacción de los políticos y gobernantes impuestos por el mesías, PRI.
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