Tal cual
ÁNGEL VERDUGO
El futuro, al tener que construirlo, merece, de cada uno de nosotros, atención.
Suelo comentar de cuando en cuando, que a los mexicanos nos horroriza el futuro, y seduce y encanta el pasado y a no pocos, el antepasado. Unos, se conforman con que regrese Echeverría y López Portillo y otros, los más dañados mentalmente, suspiran por Cárdenas y su gobernación.
Es entendible el rechazo al futuro por el miedo que infunde —consecuencia de tener, cada uno, que construirse su futuro—; pero no lo es rechazar la evidencia en el sentido de que el pasado es inamovible y jamás, ¡sí, jamás!, podrá repetirse.
Otro elemento que contribuye a esta irracionalidad —ver el pasado y antepasado como el mejor de los futuros—, es el éxito de haber construido —a contrapelo de la historia y por encima de la evidencia en contrario—, un pasado que jamás ha sido una realidad salvo, por supuesto, en la mente de demagogos y manipuladores de los que, debido a su ignorancia de la historia y propensión a vivir de la dádiva pública, prefieren pensar en la recreación de ese paraíso producto de una mente perversa, como la de Ya Saben Quién (YSQ).
Por encima pues, de todas las ilusiones que la demagogia y tergiversación burda de la historia por parte de YSQ, mejor sería hacer un esfuerzo y pensar en el futuro que nos espera. De no estar convencidos de la necesidad de hacerlo para ver qué nos espera a partir del 1 de diciembre, veamos entonces lo que priva hoy en no pocos países, en materia de retroceso político y efectos negativos en lo económico.
En Europa, Hungría, Polonia, Austria y el Reino Unido y Estados Unidos en América, son ejemplos que merecen una revisión —así fuere somera—, con miras a vislumbrar el México que seremos en los próximos años de seguir tal cual, lo que hemos visto a la fecha por parte de López y su eventual gabinete.
El futuro, al tener que construirlo, merece de cada uno de nosotros, atención. Éstos, ya no son los tiempos de las economías cerradas y el rechazo a la globalidad y sus reglas las cuales, nada bien caen a los ineficientes, y tampoco a los gastólatras y presupuestívoros.
La parte débil ante lo que viene, somos los que no nos queda, para vivir, el papel parasitario y acomodaticio ante el poderoso; somos más los que estamos decididos, desde hace decenios, a labrarnos nuestro futuro, e ir venciendo obstáculo tras obstáculo.
Los que prefieren la vía cómoda de extender la mano y recibir la dádiva del erario, promovida por quienes han hecho de la manipulación del jodido todo un arte, tendrán, más temprano que tarde, aceptar inevitablemente, que de querer gozar de un mejor futuro, tendrían que ponerse a trabajar.
Lo dicho, aun cuando no pocos lo duden, es válido aquí al igual que en Cuba, Nicaragua, Ecuador, Bolivia y Venezuela y también, aun cuando se resistan a aceptarlo, en Argentina, Brasil y en Chile. En la era de las economías abiertas y la globalidad, no hay otra vía; entre más pronto lo entendamos y aceptemos y nos pongamos a trabajar, mejor —o menos mal— nos irá.
El futuro es y será tarea personal; poco a poco, los gobiernos encabezados por políticos mesiánicos, demagogos y/o corruptos- como los Castro, Chávez y Maduro, Kirchner y Fernández de, Ortega, Morales, Correa, Da Silva y por supuesto, López (Los dos) y Echeverría entre decenas, serán exhibidos y los daños que causaron, causan y causarán a sus países y sus habitantes, lo aceptemos o no, son y serán inmensos.
De ahí la pregunta del título: ¿Se ha puesto a pensar en lo que nos espera?Piénselo, vale la pena.