- Se decidió que los aeropuertos de Halifax y Gander recibieran la mayoría de los vuelos trasatlánticos. 47 llegaron a la ciudad de Halifax, capital de Nueva Escocia; 38 a Gander
CIUDAD DE MÉXICO.
11 de septiembre de 2001. Terroristas islámicos secuestran y estrellan cuatro aviones de pasajeros. Miles de muertos. Estados Unidos cierra su espacio aéreo. Cientos de vuelos intercontinentales no pueden llegar a su destino y se derivan a Canadá. Fue la operación Yellow Ribbon.
El primer avión impactó en las Torres Gemelas a las 8:46 AM, hora de Nueva York. El segundo a las 9:03. A las 9:45 las autoridades aéreas de EEUU ordenaron a los 4.546 vuelos en el aire su aterrizaje inmediato en el aeropuerto más cercano. El espacio aéreo quedaba cerrado.
Más de 500 vuelos trasatlánticos y 90 transpacíficos estaban en el aire en el momento del cierre. 238 de ellos habían superado el punto de no retorno y no podían regresar a su continente de origen. Sólo tenían una opción: aterrizar en Canadá.
Las autoridades aéreas de Canadá se encontraron con casi un cuarto de millar de aviones de fuselaje ancho que debían aterrizar a ser posible lejos de las grandes ciudades, que también podían ser objetivos terroristas (fue una mañana de paranoia más que justificada).
No sólo se trataba de hacerlos aterrizar: ningún avión podía despegar después, puesto que el espacio aéreo canadiense también se había cerrado para todos los aviones civiles antes de la hora de comer. Había que hacerse cargo de toda esa gente: más de cuarenta mil pasajeros.
Se decidió que los aeropuertos de Halifax y Gander recibieran la mayoría de los vuelos trasatlánticos. 47 llegaron a la ciudad de Halifax, capital de Nueva Escocia; 38 a Gander. Halifax es una ciudad de 400 mil habitantes, pero Gander ni siquiera llegaba a los 10 mil.
Gander tenía un aeropuerto internacional capaz de recibir aviones de fuselaje ancho porque fue parada obligada para repostar de los vuelos desde Europa hasta los años setenta, cuando los aviones tenían menos autonomía. Pero en 2001 era un aeropuerto regional pequeñito.
Menos de diez vuelos diarios, la mayor parte de ellos de aviación general, eran todo el movimiento en el aeródromo de Gander allá por septiembre de 2001. Pero entonces sucedió lo que sucedió en el sur de Manhattan y Gander se convirtió en el destino de docenas de aviones.
Información: Excélsior