Los ejidatarios estiman que casi 100 millones de mariposas llegaron a los santuarios mexiquenses y michoacanos; representa un incremento de 50 por ciento
CIUDAD DE MÉXICO
Casi como una orden militar, los guías de Piedra Herrada, uno de los santuarios de la mariposa Monarca en el Estado de México, piden a los paseantes guardar silencio y respetar la paz que este insecto busca en su migración a territorio mexicano, donde permanece de noviembre a marzo de cada año.
Los visitantes se mantienen a la expectativa y en un instante, la naturaleza les ofrece el milagro en todo su esplendor: millones de alitas naranjas con vivos negros y puntos blancos revolotean e invaden el espacio.
En medio de un cielo azul intenso y un bosque con diferentes tonalidades de verde y algunos vivos amarillos y ocres, la Monarca tapiza las ramas de los pinos que impregnan con su aroma el ambiente fresco de la temporada invernal que cobija este espectáculo de la creación.
Niños, adolescentes, mujeres, hombres y hasta adultos mayores con excelente condición física alcanzan la cima del santuario Piedra Herrada, ubicado a casi tres kilómetros de la carretera de San Mateo Almomoloa, Estado de México, donde los insectos surcan el aire con gracia y belleza.
Este año, la población migrante de mariposa Monarca es mayor que en los dos últimos periodos -2016 y 2017-.
Es una buena temporada”, dijo orgullosa Jacqueline Zarza, oriunda de San Mateo Almomoloa, quien desde hace algún tiempo se capacita para servir como guía en el santuario.
Con delicadeza levantó un par de ejemplares muertos del lepidóptero y los muestra en las palmas de sus manos a la concurrencia para explicar:
Estas maripositas murieron, tal vez debido a la última helada o porque acabaron su ciclo de vida”, detalló.
Experta en el tema, Jacqueline explicó que la Monarca hembra se distingue del macho porque sus alas traseras lucen limpias, se observan los tonos vivos color naranja y las venas negras (una glándula que produce feromonas) sin puntos negros, además de que en el borde, en las alas tiene más pecas blancas que el macho.
Este insecto viaja más de cuatro mil kilómetros desde las amplias zonas ecológicas de Canadá y Estados Unidos hasta los bosques de oyamel y pino en los estados de México y Michoacán, región que la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) considera Patrimonio Natural de la Humanidad.
Para esta temporda, los ejidatarios estiman que casi 100 millones de mariposas llegaron a los santuarios mexiquenses y michoacanos, lo que significa una excelente señal, porque representaría un incremento de 50 por ciento en la población respecto a otros años.
El amanecer de cada día, desde principios de noviembre, este santuarios ofrece estampas con árboles que presentan grandes racimos de mariposas Monarca (Danaus plexippus, nombre científico de este lepidóptero ditrisio de la familia Nymphalidae) que conforme sale el sol, inician su alegre danza aérea.
Los ejemplares, que no saben de fronteras, muros ni barreras, permanecerán en México, en la Reserva de la Biosfera Mariposa Monarca -que abarca el oriente de Michoacán y los límites con el poniente del Estado de México-, hasta mediados de marzo, cuando emprenderán el retorno.
La reserva abarca los municipios de Temascalcingo, Temascaltepec, San Felipe del Progreso, Donato Guerra y Villa de Allende en el Estado de México, así como Contepec, Senguío, Angangueo, Ocampo y Zitácuaro, en Michoacán.
Según Jacqueline Zarza, durante la temporada de apareamiento, que comienza a finales de febrero y principios de marzo, los machos mueren una vez que cumplieron su labor reproductiva.
Además, las mariposas Monarca que nacen a finales de verano y principios de otoño forman parte de una generación especial conocida como “Matusalén”, puesto que llegan a vivir hasta nueve meses y realizan un ciclo completo de migración de ida y vuelta desde Canadá hasta México.
Con el fin de mantener y fortalecer la Reserva de la Biosfera Mariposa Monarca, este añol las autoridades federales, estatales y municipales prevén un programa para plantar más de un millón de árboles que garanticen el hábitat de hibernación de este insecto.
Para acceder al Santuario Mariposa Monarca Piedra Herrada, los ejidatarios ofertan dos opciones: un recorrido a pie de 2.10 kilómetros con duración de una hora 35 minutos, y otro a caballo, con tiempo de traslado de 41 minutos, aproximadamente.
En el primer caso, el costo por el recorrido es de 70 pesos y en caballo son 250 pesos más, ambos derroteros con guías experimentados que buscan resolver las dudas de los turistas durante el paseo.
Sin embargo, los paseantes deben observar ciertas reglas para la conservación del santuario, entre ellas, no tocar a las mariposas ni vivas ni muertas, aunque algunas se posan en los visitantes sin temor.
También deben estar en silencio o hablar en voz baja en la colonia, no llevar mascotas y evitar el uso de flash en las cámaras de fotografía, celulares y video.
Los seis ejidos donde se ubican los santuarios de la Monarca también son hogar de 132 especies de aves, 56 de mamíferos, 432 especies de plantas y 211 tipos diferentes de hongos.
Para Jacqueline, conocer una especie como la Monarca, que vive de tres a cuatro días como huevo, dos semanas como oruga, 10 días como crisálida, y entre dos y seis semanas como mariposa, es una experiencia de la naturaleza que vale la pena apreciar porque es un ejemplar maravilloso.
NOTIMEX / PIXABAY